La educación de los hijos es un tema con muchas aristas. No es una tarea simple y demanda atención continua, porque son los adultos los responsables de la crianza de los niños.
Los padres son el ejemplo a seguir de los niños. Lo que ellos vean en ellos, lo replicarán con exactitud, por ende, hay gran carga sobre aquellos hombres y mujeres que deciden comenzar el camino de la paternidad o maternidad.
No obstante, es el trabajo más importante en la vida de un hombre o una mujer una vez que la decisión esta tomada. Pero, ¿cómo asumir un proceso de crianza en el que formemos niños seguros y capaces? La respuesta está en el refuerzo.
¿Qué se entiende por refuerzo del comportamiento?
Cuando refuerzas un comportamiento, sea de forma positiva o negativa, estás afianzando una conducta para que ésta se produzca de forma frecuente o, por el contrario, se elimine. El refuerzo es una conducta aprendida.
El refuerzo son aquellas técnicas que podemos y debemos utilizar los padres para que en el futuro los niños puedan distinguir entre el buen y mal comportamiento.
Refuerzo positivo
Se habla de refuerzo positivo no porque precisamente sea algo “bueno” sino porque a lo largo de un proceso se adiciona una conducta, es decir, se obtiene un comportamiento ideal que se repetirá en el futuro.
El refuerzo positivo debe aplicarse con cautela, ya que el uso excesivo de esta técnica de crianza y educación puede hacer que el niño se centre más en las recompensas que en los resultados. En este sentido, recuerda optar por elogios (nuevamente evita los excesos), conductas o expresiones de cariño antes que regalos materiales.
Refuerzo negativo
El refuerzo negativo aumenta una determinada forma de actuar. En ningún momento el refuerzo negativo constituye un procedimiento que genere un refuerzo positivo. El refuerzo negativo es algo que las personas practicamos muy a menudo, por eso de enfocarnos solo en lo malo.
Si eres de esos padres que utilizas con mucha frecuencia este tipo de refuerzo, te tenemos malas noticias: estás afectando enormemente la autoestima de tu hijo (a) haciéndole creer que nunca hace nada bien. Aquí también podemos mencionar, la habitual conducta de comparar a los niños con otros.
Lo hemos dicho muchas veces, ser padres no es fácil pero seguro que cada día podemos dar lo mejor de nosotros para poder educar niños que puedan crecer ampliamente en todos los aspectos de su vida. Solo equilibra las situaciones y olvida los extremos.
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