La pandemia por la COVID-19 ha generado malestar en los más pequeños de casa. Al no poder salir a la calle para jugar con sus amiguitos, nuestros hijos han empezado a sentirse solos y aburridos. Sin embargo, existe una manera divertida que les ayudará a eliminar ese aburrimiento y cambiarles el humor. Estamos hablando del bote de aburrimiento.  

Esta técnica consiste en colocar dentro de un frasco diversos papeles de colores donde se hayan escrito ideas o actividades lúdicas que los niños pueden realizar cuando estén aburridos. Para crear un bote de aburrimiento se deben seguir los siguientes pasos:

1. Elige un frasco de cristal con tapa.
2. Busca papelitos de diferentes colores.
3. Escribe en los papelitos aquellas actividades que le gustaría realizar a tu pequeño.
4. Introduce los papeles en el frasco y guárdalos en un lugar visible.  
5. Cuando notes a tu hijo aburrido, toma el frasco, escoge un papel y realiza la actividad que se describe en él.

Implementar un bote de aburrimiento no solo ayudará a nuestros hijos a mantener distraídos. También le traerás otros beneficios:

Conocer mejor el entorno familiar

El trabajo y las preocupaciones del día a día no nos permiten estar con nuestros hijos las horas que desearíamos. Con el bote de aburrimiento, nos acercaremos más a ellos y conoceremos sus gustos, preferencias, miedos y preocupaciones. Para ello, es necesario escribir en los papeles de colores preguntas como cuál es el color favorito de mami, cuál es la comida favorita de nuestra hija o cómo es el trabajo de papi. Esas preguntas, por más simples que sean, nos darán una luz de nuestro entorno familiar.

Reforzar el positivismo

En el día pueden ocurrir cosas buenas y malas. Sin embargo, es necesario recordar las buenas y compartirlas en casa con tus hijos. Cuando llegues a casa, toma una papel y escribe lo positivo que te sucedió en el día. Semanas después, saca el papel y vuelve a recordar ese equipos bueno que te sucedió. Así, reforzarás lo positivo en tu vida.

Fomentar la autoestima

La autoestima es importante para la confianza de nuestros pequeños. Por ello, es necesario fomentarla con mensajes de amor y respeto. Al final del día, todos los miembros de la familia deben escribir en un papelito lo bonito de algún familiar. Eso ayudará a que cada uno exprese sus sentimientos sin temor.

¿Quieres inculcarles valores a tus hijos de manera divertida? Deja que tu hijo sea el protagonista de la historia con nuestros cuentos personalizados, de esta forma le ayudarás a desarrollar su lenguaje y mejorar su comprensión lectora. ¿Te interesaría darle a tu hijo un nuevo cuento? Escríbenos a info@theoyleo.com o llámanos al 969 726 504.

Hacer las tareas del hogar es una tradición familiar. Algunas de estas labores recaen en los más pequeños, quienes gracias a ellas aprenden a ser responsables. Jim Fay, cofundador del sitio web Love and Logic, indica que todos necesitamos sentirnos importantes y saber que estamos haciendo una contribución, incluso los niños. 

Sin embargo, algunos padres cometen el error de asignarles tareas a sus hijos que no son capaces de realizar. Es más, si lo hacen más, los resondra, cuando la verdadera culpa lo tienen los padres. 

Por ello, en Theo y Leo hemos preparado una lista de tareas del hogar que los niños pueden realizar según su edad. 

Tareas del hogar para niños de 2 a 3 años

• Guardar los juguetes.
• Alimentar a las mascotas
• Poner la ropa sucia en la cesta.
• Limpiar lo que derrama.
• Ordenar los libros.

Tareas del hogar para niños de 4 a 5 años

• Tender su cama.
• Limpiar la mesa.
• Si hay jardín, que ayude a arrancar las hierbas malas.
• Servir la mesa.
• Lavar los utensilios de plástico.

Tareas del hogar para niños de 6 a 7 años

• Ordenar su ropa.
• Barrer el piso de su cuarto.
• Poner y limpiar la mesa.
• Ayudar a preparar la ensalada. (Solo preparar, no cortar ninguna verdura).

Tareas del hogar para niños de 8 a 9 años

• Guardas los platos, vasos y tazas en su lugar.
• Hacer sus propios bocaditos.
• Lavar los platos después de recogerlos.
• Ir a la tienda a comprar.
• Doblar y guardar su propia ropa.
• Hacer su propio desayuno.
• Pelar las verduras.
• Pasar a pasear a la mascota.

Tareas del hogar para niños de 10 años

• Limpiar el baño.
• Lavar el carro.
• Lavar su ropa.
• Cuidar a sus hermanos.
• Limpiar la cocina.
• Cambiar sus sábanas.

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La seguridad es un factor importante en el desarrollo de nuestros hijos. No solo les permite mejorar su autoestima y confianza, sino que también los ayuda a desenvolverse con solidez en su entorno social.

Sin embargo, muchos padres no saben cómo brindarles confianza en sus pequeños. Si eres uno de ellos, aquí te mostramos algunas acciones que te pueden ayudar a transmitir seguridad a tus hijos.

No lo critiques

Los padres buscamos perfección en nuestros hijos; sin embargo, es necesario entender que la perfección no existe. A nuestros hijos no debemos criticarlos cuando se equivocan; por el contrario, tenemos que orientarlos y ayudarlos para mejorar. Solo así, podemos transmitir seguridad a tus hijos.

Dale responsabilidades acorde a su edad

Un niño aprende a tener seguridad cuando es capaz de hacer las cosas en medida de sus posibilidades. Este punto es muy importante en la seguridad de tu hijo, ya que le permitirá a valerse por sí mismo, sin necesidad de tener la ayuda del padre o de la madre.

Minimiza los fracasos

Los niños se van a equivocar en algún momento. Cuando ocurra, es importante enseñarles que los fracasos siempre van a ocurrir y que está en ellos enfrentarlos. Por ello, es importante minimizar los errores y, por el contrario, resaltar que siempre habrá nuevas oportunidades.

Entrena el pensamiento positivo

Entrenar el pensamiento positivo les dará a los niños la capacidad de creer en ellos mismos. Cambiar el ‘Yo no puedo hacer’ a ‘Yo soy capaz de realizarlo’ le permitirá a los más pequeños de la casa a afrontar las adversidades sin inconvenientes. Además, los ayudará a detectar aquellos problemas que se han presentado para idear estrategias que ayuden a superarlo.

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Todos los que tenemos hermanos, hemos en algún momento peleado con ellos, porque querías el mismo juguete que él, o simplemente porque sientes celos del hermanito menor. Esto es un estrés constante en los padres, quienes muchas veces no saben cómo actuar frente a esto.

Lo primero que debemos reconocer es el por qué los niños pelean entre sí. Es común que las rencillas aparezcan cuando llega un nuevo miembro de la familia y el hermano mayor debe tener cierta independencia, lo que él entiende como abandono por parte de sus progenitores.

Los niños cuando son pequeños no comprenden el hecho de que ahora tienen que compartir el tiempo y las atenciones con su hermano menor, ellos solo lo ven como un rival que llegó a adueñarse incluso de su propio espacio. Es ahí donde como padre debes explicarle que los quieren a ambos por igual pero que el menor necesita las mismas atenciones que le dieron a él cuando era más pequeño.

Esto va cambiando conforme los niños van creciendo y entendiendo que no son enemigos y logran crear lazos emocionales muy fuertes.

Pero, ¿qué hacen los padres frente a este tipo de casos?

Uno de los errores más comunes de los adultos es etiquetar a los niños por su mal comportamiento. Decirles que son malos o que su comportamiento habitual es reprochable los hace sentir menospreciados.

Otro de los errores que muchas veces los padres cometen es comparar a los hijos. Esto normalmente ocurre cuando en la familia se tienen dos o más niños. Los padres deben hacerles entender a los hijos que es bueno aprender de todo pero que no pueden ser buenos en todo. Habrá un hermano que sea mejor que el otro en ciertos aspectos, pero ellos no tienen por qué saberlo. Felicita a tus hijos por igual cuando consigan algo y no le eches en cara lo que su hermano consiguió, esto solo incrementará los celos en el otro y hará que la convivencia no sea saludable para ningún miembro.

Cuando ambos niños pelean, no es recomendable buscar culpables, por el contrario se debe optar por la búsqueda de soluciones. No es importante saber quién empezó todo, pero si es importante resolver el conflicto sin hacer sentir mal al otro ni mucho menos usar la violencia.

No les impongas las reglas del hogar. Ayúdalos a que aprendan a compartir los tiempos en el hogar. Por ejemplo, pueden poner un horario en la que puedan salir a jugar al patio o practicar su deporte favorito, puede ser una hora cada uno o una hora y media compartiendo juntos. Esto ayudará a que ellos desarrollen la capacidad de cooperar entre ellos.

Además de la negociación, puedes usar otros medios como la lectura para incentivar en ellos el valor de compartir. En Theo y Leo hemos creado el cuento de “Aprende a compartir”. Este cuento fomentará en los niños la convivencia en armonía desde la generosidad y el respeto hacia su entorno.

Convierte a tu hijo en el protagonista de una historia con nuestros cuentos personalizados e incentiva en ellos el hábito de la lectura y estarás así estimulando su inteligencia. ¿Te interesaría darle a tu hijo este cuento? Escríbenos a info@theoyleo.com o llámanos al 969 726 504.

Los niños son el claro reflejo de los adultos, por eso cuando ellos tienen un mal comportamiento son claros signos de que los están malcriando.

Es común que los padres se equivoquen en cuanto a la crianza de los hijos se trata. Pero no es correcto reprochárselo al otro, al contrario, es bueno que como padres identifiquen que es lo que están haciendo mal y rectificarse para que el niño no se vea afectado. Esto ayudará a que como padres aprendan qué es lo que no se debe hacer, pero sobre todo corregirse a ellos mismos.

La actitud que los niños tengan, tiene mucho que ver con la actitud de los padres hacia ellos. Los niños absorben todo lo que ven y lo repiten una y otra vez sin saber si es correcto o no. Es por eso que te mostramos los signos más comunes de una malacrianza en los niños.

• ¿Lo has escuchado diciendo mentiras? No te muestres frente a tu hijo con una imagen autoritaria, esto solo provocará que tu niño diga mentiras para evitar el castigo o la ira de sus padres. Este tipo de modelo educativo alienta a que los niños no sientan respeto hacia sus padres, al contrario, sentirán miedo y recurrirán a la mentira para zafarse del castigo.

• Tu niño tiene baja autoestima y no sabes por qué. Los niños en su etapa de aprendizaje se equivocan y hacen mal las cosas porque están aprendiendo. Si como padre le recalcas, por ejemplo, lo mal que hizo una tarea, tu niño no recibirá los estímulos positivos necesarios para creer en sí mismo.

• Tu hijo no resuelve conflictos pero recurre a ti para que lo hagas por él. Los niños que siempre recurren a sus padres para que estos resuelvan sus problemas, nunca aprenderán a luchar por lograr sus metas, pues se están acostumbrando a que les resuelvan la vida.

• Niños que hacen rabietas. No toleran recibir un no por respuesta y montan un espectáculo de llantos y gritos sin importar el lugar ni el momento. Esto se debe a que los padres, para evitar estas escenas, cumplan con cada capricho exigido por sus hijos.

• Tu niño es miedoso, nervioso y retraído. Esto no es nada más que tu responsabilidad, es bueno que los niños tomen riesgos y aprendan como los demás. No te asustes con las actividades que realiza tu hijo, es bueno cuidarlos de caídas y golpes pero no en exceso, recuerda que todo es parte del proceso de crecimiento.

• La agresividad de tu hijo para con sus compañeros no es nada más que el reflejo de lo que vive en casa. Si para ti, resolver las cosas con gritos es correcto, para él será algo normal y hará lo mismo cuando tenga que interactuar.

• Los niños que no respetan las reglas, es porque los padres no le han planteado límites desde casa. Esto conlleva a que los niños sean indisciplinados y muy desobedientes.

Ten en cuenta que estos son algunos síntomas comunes que algunos niños presentan cuando son mal criados en casa. No olvides que como quieres que tu hijo se comporte, es como deberás portarte tú como figura adulta. La educación viene desde casa.

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Los niños a medida que se van desarrollando, sienten más curiosidad por el mundo que los rodea, es entonces donde empiezan a hacer muchas preguntas, pues todo es nuevo para ellos. Todos los niños pasan por esta etapa de las preguntas, y eso indica que el lenguaje y el pensamiento de los pequeños se están desarrollando adecuadamente. Es una edad en la que es importante afianzar la comunicación con ellos y desarrollar las habilidades comunicativas de tu hijo.

Normalmente esta etapa se desenvuelve en niños entre 3 y 5 años y se caracteriza por las constantes preguntas que los infantes les hacen a sus padres. Esto quiere decir que el lenguaje y el pensamiento de los niños vienen creciendo de manera correcta.

No esperes que las preguntas que tu hijo te haga sean lógicas, estas pueden ser divertidas, repetitivas e inverosímiles hasta con un poco de disparate, respóndeles con paciencia pues ellos solo quieren explorar todo lo que hay a su alrededor.

Entre los 3 y 5 años, el lenguaje de los niños experimenta un gran desarrollo. Ellos ya pueden pedir y dar información, decir que sienten e incluso seguir conversaciones. El niño investiga su entorno por sí mismo y es por eso que recurre a las preguntas una y otra vez y entienden muy bien la información que un adulto les proporciona.

Si tu hijo pregunta repetitivamente, no desesperes, esta etapa es normal para ellos. Como padres deben fomentar la curiosidad natural de sus hijos, esto ayudará a que el niño siga teniendo curiosidades y quiera seguir aprendiendo.

No importa lo que ellos pregunten, con cariño y paciencia hay que responder. Es común que los padres no quieran responder antes las repetitivas preguntas de los niños, algunas veces es porque el niño lo olvidó o simplemente quiere volver a saberlo. Los padres deben estar dispuestos a resolver las dudas de sus hijos en todo momento, pues esto favorecerá la comunicación entre ambos.

Las respuestas deben ser sencillas y realistas, sobre todo para que los niños puedan comprenderlas y hasta repetirlas.

Es bueno brindarle información nueva cada vez que un niño pregunta para que aprendan algo que no conocían, pero no lo abrumes, la información puedes darla en cucharadas pequeñas.

Puedes hallar nuevas formas de transmitirles conocimiento a tus hijos, puede ser de manera lúdica, usar recursos visuales para que tu niño se concentre en ti y quiera seguir conociendo el  mundo que lo rodea.

Pregúntales a tus hijos que aprendió hoy en la escuela o si conoció a un nuevo amigo, estimula la comunicación en él y genérale la confianza necesaria para que pueda contarte todo lo que le pasa. De esta manera se fomenta la capacidad de los niños de brindar información.

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Nos queda claro que además de lo biológico, podemos también aprender a sonreír. Sonreír por las pequeñas cosas que nos hacen felices, por tener a personas que nos aprecian y nos quieren alrededor. La sonrisa es el mayor regalo que nos pueden dar y nosotros retribuir. Sonreír ante las dificultades también es señal de generosidad y de fortaleza de espíritu y es algo que los padres deben transmitirles a sus hijos, pues ellos son el reflejo de los adultos.

La sonrisa es contagiosa. Cuando tienes un bebé y este sonríe mientras duerme, no puedes evitar sonreír tú también aunque solo hayan sido unas simples muecas, el efecto es el mismo. O cuando vas por la calle y te cruzas con alguien que te saluda con una sonrisa, es casi imposible no corresponderle.

Si en casa sonríen con frecuencia, tus hijos lo harán también.

La sonrisa es algo que debe formar parte de la educación de los niños, pues le da un aire de armonía a tu casa y ellos crecen con esas ganas de sonreírle a las adversidades pues la actitud con la que enfrentas dificultades, es la actitud con la que tus hijos van a responder a las mismas y ante la vida. Así que, hagas lo que hagas, tus hijos siempre van a observarte y son ellos tus jueces también.

Sonreír ayuda también a romper la tensión y relajar los ánimos después de una discusión o una situación complicada. Esta actitud enseña a educar la sonrisa en los niños.

Una sonrisa muestra un estado de ánimo. Es un simple gesto con un significado muy profundo. Cuando le sonríes a tu hijo, él se siente seguro, cómodo y sabe que puede contar contigo en todo momento, se siente querido y tranquilo. Es bueno recordar que la sonrisa es el fiel reflejo de felicidad.

Todos los niños saben sonreír pero no todos sonríen. Un niño se puede sentir triste porque perdió un juguete o extraña a sus padres, sin embargo son niños felices. Por el contrario, hay niños que no sonríen porque no tienen un hogar, porque sus padres se separaron, etc. Por eso es importante resaltar que los niños pequeños no verbalizan sus sentimientos, pero su actitud, su falta de sonrisa y su mirada dicen más de lo que te imaginas.

Es recomendable observar con qué frecuencia sonríe tu niño, observa las actitudes y actividades que realiza. Muchas veces ellos no les dicen nada a los padres, pero se expresan mediante dibujos, por eso es bueno prestar mucha atención.

Ten en cuenta que es bueno fomentar las risas en familia y reflexionar si al interactuar con tus hijos influye mucho tu estado de ánimo, tu cansancio o la rutina. Se aconseja que las horas de juegos sean lo más demostrativas y especiales, pues ahí también se desarrollan lazos emocionales.

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El valor del respeto es uno de los valores más importantes, se debe enseñar desde muy pequeños y además debe ser cultivado tanto en el hogar como en la escuela. Se trata de enseñarles a los niños a ser considerados con los demás con determinadas situaciones como creencias u opiniones, para así no causar prejuicio a los demás.

Es muy importante saber que los niños cuando son pequeños se reconocen solo como varón y mujer, ellos no son capaces de categorizar a los demás de acuerdo a su color de piel, ojos o cabello. Pero somos los adultos quienes les enseñamos a hacerlo, pues con nuestras actitudes y ejemplos, ellos pueden mirar con ojos de discriminación a los que son diferentes.

En la escuela, el respeto debe servir como guía para que el niño se relacione con su entorno de una manera armónica. Que exista el respeto también significa que los niños aceptan las normas y reglas como por ejemplo, que cuiden las instalaciones donde se encuentran.

Ten en claro que si no le enseñas a tu hijo el valor del respeto desde casa, esto será difícil aprenderlo en la escuela, pues el hogar y la familia debe ser la cuna del aprendizaje de este valor, por lo que si un niño no respeta a sus padres, mucho menos respetará a los demás. Para ello, es bueno establecer límites y trabajar en conjunto, tanto escuela como familia.

Tenga cuidado con aquellas personas que no toleran la diversidad. Si el niño ve estas actitudes es muy probable que también las adopte; conversa con tu hijo y enséñele que, aunque somos físicamente diferentes, todos merecemos el mismo trato y por lo tanto respeto.

Los niños normalmente se preguntan por qué lucen diferentes a sus compañeros y es ahí donde los padres tienen que hacer referencia a la diversidad y brindarles ejemplos como el de las mariposas, que por más que sean de la misma especie, ninguna se ve igual a la otra.

Desde casa, puedes seguir enseñándoles sobre este valor mediante la lectura. En Theo y Leo hemos creado un cuento para niños que habla sobre la importancia del respeto. Esta historia titulada “Un nuevo amigo” relata la forma en la que algunos niños maltratan a otros por su forma distinta de hablar, por su color de piel, etc., pero siempre hay alguien que hace la diferencia, en este caso es el protagonista de esta historia, quien al ver como los demás se burlan de Juan, el niño nuevo, ve en él a un nuevo amigo. Esta es una linda historia que promueve la tolerancia entre los niños. ¡Compártela con tu hijo y promueve la inclusión y el respeto hacia los demás! Regálale a tu hijo cuentos con valores.

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Con la llegada de un hermanito menor, el niño no adquiere madurez, ni su vida debe tomar otro sentido por el simple hecho de convertirse en el mayor. Al contrario, se ve confundido pues hay otra persona en casa que le está quitando tiempo a mamá y papá, sin tener en cuenta que él tiene las mismas necesidades de cuando era hijo único.

Muchas veces inconscientemente, les pedimos a los mayores cuidar de los pequeños, que se porten bien porque son ejemplos para los menores, sin embargo, no es necesario que ellos carguen con tal responsabilidad, pues los padres son los responsables de cuidar de ambos.

Una cosa es pedirle que no pelee con su hermanito y otra adjudicarle responsabilidades que nada tienen que ver con su edad, provocando limitaciones en su comportamiento y no dejándolos desenvolverse como lo que son, niños. No sobrecargues a tu hijo mayor haciéndolo sentir como el ejemplo, como al que el hermanito todo le copia, entre otras acciones.

El ejemplo que ambos niños tomarán es el de los padres, por tanto, son los adultos quienes deben tener un comportamiento bueno que se verá reflejado en el de los hijos.

Tu hijo mayor necesitará más atención, pero a la vez es bueno marcarle límites para que no le haga daño a su hermanito, pues los celos pueden aparecer en cualquier momento.

Denle la confianza para que vea a su hermanito como su compañero y amigo, eso evitará que se generen rencillas o competencias con el nuevo integrante que se suma a la familia, pues su cerebro no es lo suficientemente maduro para entenderlo.

Préstale atención antes de hacer algo malo. Solo así entenderá que no necesita comportarse de esa manera para llamar la atención. Atiéndelo como antes, él necesita tiempo con mamá y papá para sentirse lleno de nuevo y no recurrir a la necesidad de hacer algo más para poder estar con sus padres.

¿Qué pasa si el mayor golpea al bebé?

Lo primero es calmar al bebé y llevarlo a un lugar seguro. Luego, conversa y dale atención al mayor, siéntense juntos y explícale que no está bien pegarles a las personas, que eso duele pero que comprendes que debió estar molesto para hacerlo.

Si el niño llora, significa que está dejando salir sus emociones, pero en caso de que se enoje más y no llore, es tu trabajo ponerlo bajo control, muéstrate comprensivo y pregúntale que fue lo que pasó, así él podrá exteriorizar sus sentimientos.

No te preocupes si tu hijo llora, las emociones una vez expuestas se evaporan. Por eso es recomendable hacerle sentir seguro a tu hijo y darle la confianza de que contigo puede hablar de cualquier cosa. Muéstrale que hay otras maneras de canalizar el enojo, como pisar muy fuerte, dibujar o hasta incluso jugar.

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El colecho o dormir con tu bebé, es una práctica que hoy en día muchos padres practican pero que algunos pediatras no recomiendan. Los que están a favor de esta práctica, afirman que fomenta la lactancia materna y puede ser más cómodo para los padres, siempre y cuando se practique con cautela.

Uno de los puntos en contra es que el bebé puede sufrir síndrome de muerte súbita del lactante sobre todo si los bebés son menores de 6 meses. Sin embargo, el colecho favorece el mantenimiento de la lactancia materna y ayuda a los padres a proteger a sus hijos y aunque esta práctica no evita que los bebés se despierten durante ciertas horas, hace que esto sea más llevadero.

Según afirma el neuropsicológo, Álvaro Bilbao, “algunos estudios indican que el bebé que duerme pegado a su madre reduce los niveles de cortisol (hormona del estrés) y aumenta niveles de endorfinas (hormona de la tranquilidad), pero no se ha demostrado que esto provoque cambios ni beneficios a largo plazo en la inteligencia o autoestima”.

Lo esencial del colecho es crear un ambiente seguro alrededor del bebé, Bilbao recomienda que no se lo arrope demasiado o que la cama lleve mantas y demás, pues el niño al moverse puede que se introduzca debajo y pueda ocurrir un accidente. Es importante que duerma siempre boca arriba y el clima de la habitación debe ser templado.

Dadas las recomendaciones, dormir con el bebé o no ya es decisión netamente parental. Normalmente los pediatras aconsejan que esto debe parar cuando el niño deja de mamar aproximadamente al año de edad, así ayudaremos también a que el niño tenga más independencia y no provoque problemas con la intimidad de la pareja.

Finalmente, Bilbao comenta que esta práctica no es imprescindible en la crianza del niño, como si lo es la lactancia materna o la atención del niño cuando llora, es decir, no se ha demostrado que el colecho aporte beneficios extras.

¿Cómo acabar con el colecho sin afectar a tu hijo?

Primero, se debe hablar con el niño e informarle de la decisión, para que así esté preparado para su nuevo cuarto propio. Si le leías libros o le cantabas canciones, es bueno seguir haciéndolo, se trata de cambiar de lugar donde dormir, más no de la rutina.

Segundo, es necesario hacer pequeñas pruebas para identificar si el niño está preparado para este cambio, de no estarlo, podría tener pesadillas e incluso llorar mucho, angustiarse y no dormir bien.

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