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22/01/2020 Autor Theoyleo 0 Comments

Neuroeducación: Conoce el cerebro de tu hijo para una educación de calidad

Los niños se desarrollan increíblemente rápido. Los padres buscan técnicas distintas para que sus hijos aprendan de manera eficaz pero sobre todo que sea felices con lo que hacen, por lo que actualmente la educación y la neurociencia tienen una relación más estrecha dando como resultado nuevas ramas como la neuroeducación.

Hoy en día, esta rama ya dejó de ser netamente teórica para convertirse en una herramienta que brinda a los padres la información necesaria para una educación de calidad para los niños.

El conocimiento del cerebro infantil es clave para saber todas sus etapas y ajustar las expectativas a las capacidades del menor. Cuando esta información es desconocida tanto por padres y maestros, se le exige al niño que aprenda cosas a las cuales no están preparados, generándole un estrés al niño que hace que pierda la motivación por ir a la escuela.

Saber hasta dónde puede llegar el niño puede ayudar a los padres a diseñar actividades lúdicas que estimulen su desarrollo. Esto además de enseñarles a los niños, los motivará y hará que su imaginación e interés crezca. También, el conocer el cerebro de tu hijo te hará más sensible a las emociones que desarrollen así como podrás comprender el porqué de ciertos comportamientos, haciendo que tu niño se sienta seguro y en confianza contigo.

La neuroplasticidad del cerebro hace referencia a la capacidad del cerebro de cambiar su estructura conforme pasan los años como respuesta a los estímulos del entorno. Los niños de hasta 6 años, poseen una neuroplasticidad asombrosa, pues pueden aprender lo que sea con una facilidad increíble y sin esfuerzo alguno. Además, los niños con alguna discapacidad, puede desarrollar otras habilidades gracias a la neuroplasticidad de su materia gris.

Las zonas emocionales y racionales del cerebro siempre trabajan juntos. Se ha demostrado que el aprendizaje complejo se refuerza con los desafíos y se inhibe con las amenazas. Por eso, si quieres que tu niño aprenda, de nada sirve castigarle, amenazarle o gritarle, pues esto solo bloqueará la capacidad de aprender que tienen generándole estrés. Enséñale a tu hijo con respeto, dedicación y amor, solo así ese aprendizaje le durará toda la vida.

Algunos padres se afanan por enseñarles las cosas de forma rápida a sus hijos, quizás sirve para algunos, pero en muchos casos no es así. La neuroeducación muestra que a lo largo de nuestra vida el cerebro llega a su madurez adecuada y es más perceptivo a determinadas habilidades. Por eso es importante que los padres respeten el ritmo de aprendizaje de sus hijos.

Recuerda que existen maneras diferentes de hacer que tu hijo aprenda, no existe un solo método de enseñanza. No todos serán buenos en matemáticas, y no todos serán buenos en arte. Se le debe dar al niño la oportunidad de desarrollar sus talentos por sí mismo, además que ayuda al desarrollo de la personalidad de los pequeños.

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28/10/2019 Autor Theoyleo 0 Comments

Cómo educar la sonrisa de tu hijo

Nos queda claro que además de lo biológico, podemos también aprender a sonreír. Sonreír por las pequeñas cosas que nos hacen felices, por tener a personas que nos aprecian y nos quieren alrededor. La sonrisa es el mayor regalo que nos pueden dar y nosotros retribuir. Sonreír ante las dificultades también es señal de generosidad y de fortaleza de espíritu y es algo que los padres deben transmitirles a sus hijos, pues ellos son el reflejo de los adultos.

La sonrisa es contagiosa. Cuando tienes un bebé y este sonríe mientras duerme, no puedes evitar sonreír tú también aunque solo hayan sido unas simples muecas, el efecto es el mismo. O cuando vas por la calle y te cruzas con alguien que te saluda con una sonrisa, es casi imposible no corresponderle.

Si en casa sonríen con frecuencia, tus hijos lo harán también.

La sonrisa es algo que debe formar parte de la educación de los niños, pues le da un aire de armonía a tu casa y ellos crecen con esas ganas de sonreírle a las adversidades pues la actitud con la que enfrentas dificultades, es la actitud con la que tus hijos van a responder a las mismas y ante la vida. Así que, hagas lo que hagas, tus hijos siempre van a observarte y son ellos tus jueces también.

Sonreír ayuda también a romper la tensión y relajar los ánimos después de una discusión o una situación complicada. Esta actitud enseña a educar la sonrisa en los niños.

Una sonrisa muestra un estado de ánimo. Es un simple gesto con un significado muy profundo. Cuando le sonríes a tu hijo, él se siente seguro, cómodo y sabe que puede contar contigo en todo momento, se siente querido y tranquilo. Es bueno recordar que la sonrisa es el fiel reflejo de felicidad.

Todos los niños saben sonreír pero no todos sonríen. Un niño se puede sentir triste porque perdió un juguete o extraña a sus padres, sin embargo son niños felices. Por el contrario, hay niños que no sonríen porque no tienen un hogar, porque sus padres se separaron, etc. Por eso es importante resaltar que los niños pequeños no verbalizan sus sentimientos, pero su actitud, su falta de sonrisa y su mirada dicen más de lo que te imaginas.

Es recomendable observar con qué frecuencia sonríe tu niño, observa las actitudes y actividades que realiza. Muchas veces ellos no les dicen nada a los padres, pero se expresan mediante dibujos, por eso es bueno prestar mucha atención.

Ten en cuenta que es bueno fomentar las risas en familia y reflexionar si al interactuar con tus hijos influye mucho tu estado de ánimo, tu cansancio o la rutina. Se aconseja que las horas de juegos sean lo más demostrativas y especiales, pues ahí también se desarrollan lazos emocionales.

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18/10/2019 Autor Theoyleo 0 Comments

El colecho y sus límites: ¿hasta cuando es bueno dormir con tu bebé?

El colecho o dormir con tu bebé, es una práctica que hoy en día muchos padres practican pero que algunos pediatras no recomiendan. Los que están a favor de esta práctica, afirman que fomenta la lactancia materna y puede ser más cómodo para los padres, siempre y cuando se practique con cautela.

Uno de los puntos en contra es que el bebé puede sufrir síndrome de muerte súbita del lactante sobre todo si los bebés son menores de 6 meses. Sin embargo, el colecho favorece el mantenimiento de la lactancia materna y ayuda a los padres a proteger a sus hijos y aunque esta práctica no evita que los bebés se despierten durante ciertas horas, hace que esto sea más llevadero.

Según afirma el neuropsicológo, Álvaro Bilbao, “algunos estudios indican que el bebé que duerme pegado a su madre reduce los niveles de cortisol (hormona del estrés) y aumenta niveles de endorfinas (hormona de la tranquilidad), pero no se ha demostrado que esto provoque cambios ni beneficios a largo plazo en la inteligencia o autoestima”.

Lo esencial del colecho es crear un ambiente seguro alrededor del bebé, Bilbao recomienda que no se lo arrope demasiado o que la cama lleve mantas y demás, pues el niño al moverse puede que se introduzca debajo y pueda ocurrir un accidente. Es importante que duerma siempre boca arriba y el clima de la habitación debe ser templado.

Dadas las recomendaciones, dormir con el bebé o no ya es decisión netamente parental. Normalmente los pediatras aconsejan que esto debe parar cuando el niño deja de mamar aproximadamente al año de edad, así ayudaremos también a que el niño tenga más independencia y no provoque problemas con la intimidad de la pareja.

Finalmente, Bilbao comenta que esta práctica no es imprescindible en la crianza del niño, como si lo es la lactancia materna o la atención del niño cuando llora, es decir, no se ha demostrado que el colecho aporte beneficios extras.

¿Cómo acabar con el colecho sin afectar a tu hijo?

Primero, se debe hablar con el niño e informarle de la decisión, para que así esté preparado para su nuevo cuarto propio. Si le leías libros o le cantabas canciones, es bueno seguir haciéndolo, se trata de cambiar de lugar donde dormir, más no de la rutina.

Segundo, es necesario hacer pequeñas pruebas para identificar si el niño está preparado para este cambio, de no estarlo, podría tener pesadillas e incluso llorar mucho, angustiarse y no dormir bien.

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