Todos los niños en algún momento han querido llamar la atención de los adultos a como dé lugar. Y no solo de sus padres, sino también de sus propios compañeros, quieren sentirse el sol del universo y hacen de todo para lograrlo.
Estos niños normalmente buscan la atención exclusiva de sus padres, quieren recibir halagos y tienen un enorme afán de protagonismo. Esto puede resultar muy agotador para los que los rodean, pues los niños tienen una energía única que parece no terminarse nunca.
Pues así son, compiten entre ellos para asegurar que sus padres los estén mirando exclusivamente a ellos; que si le duele algo a alguien a él le duele más, y así pueden darse diversas situaciones. Estos niños utilizarán todo el arte dramático que llevan dentro y con pataletas, llantos y gritos tratarán de captar la atención de sus padres sin importarle el momento ni el lugar.
Cuando los padres por fin atienden a los requerimientos del niño, se dan cuenta que era por algo insignificante o por una historia que se inventan en el momento. Pero, ¿qué podemos hacer en situaciones como esa? Veamos.
Como padres debemos dejar claro que el egoísmo es un sentimiento negativo que no lleva a nada bueno. En la primera infancia es donde aparecen los celos y el egocentrismo, sentimientos que van desapareciendo conforme se van desarrollando. Al cumplir los 6 años, los niños ya se pueden poner en el lugar del otro. Los padres deben ayudar a sus hijos a controlar sus impulsos así como inculcarles el valor del respeto.
No pidas que tu hijo sea respetuoso y empático cuando tú no lo eres, enséñale buenos valores con el ejemplo.
La envidia es otro sentimiento que desarrollan los niños y es una de las emociones más destructivas que ellos pueden adquirir. Las comparaciones siempre son odiosas, si lo es para un adulto, imagina los estragos que puede causar si lo practicas en los niños. Aliéntalo a salir adelante y repítele una y otra vez que si se equivoca es porque está aprendiendo, con ello, desarrollarás la confianza en sí mismo.
Los niños usan toda clase de artimañas para llamar la atención, no cedas ante ellas y menos cuando está teniendo una rabieta. Si accedes a ella, el niño sabrá que le funciona y lo hará una y otra vez.
Demuéstrale afecto las veces que sean necesarias pero no en exceso. Los niños están en una etapa en la que sienten que sus padres no los quieren y por eso no les prestan atención. Demuéstrale a tu hijo que puede contar contigo y que lo quieres mucho, esto no quiere decir que lo llenes de besos y abrazos, pero con palabras suaves puedes decirle lo mucho que él te importa.
No olvides que los niños cambian de actitudes de acuerdo a como van creciendo, no esperes que tu niño sea un niño maduro a los 6 años. Practica con el ejemplo si quieres que tu hijo sea un hombre de bien en el futuro.
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