Hoy en día resulta primordial potenciar la crianza en niñas de manera íntegra para ayudarle a encarar el mundo con coraje y fortalecer su rol como mujer en la sociedad.

¿De qué manera podemos inculcarles empoderamiento, seguridad, autoestima e independencia? Aquí unos consejos:

Potencia sus habilidades y talentos

Observa sus destrezas y ayúdala a potenciar sus cualidades y talentos. Presta atención a las habilidades que domina y le gusta hacer en sus ratos libres, pregúntale sobre sus materias favoritas o hobbies. Bríndale la oportunidad de meterla a cursos para seguir desarrollando su talento y no la fuerces a seguir algo que solo tú quieres.

Enséñale a expresar su opinión u oposición

Bríndale la oportunidad de que participe, opine y se exprese libremente, ya que eso influirá positivamente en su desarrollo, pensamiento crítico y habilidades sociales. Además, podrán fortalecer una relación de confianza mutua que permitirá reflejar sus gustos, perspectivas, inquietudes, necesidades e intimidad sin reproche.

Fomenta su amor propio

Muéstrale una perspectiva positiva sobre sus habilidades y personalidad, bríndale tu aliento y ayúdale a desarrollar una confianza inquebrantable, ya que eso le permitirá mejorar su autoestima, aspecto importante para asegurar su correcto desarrollo.

Elimina las etiquetas

Las etiquetas limitan los cambios personales, no le generes una creencia negativa sobre su conducta, generalmente esto se interioriza y podría acabar asumiendo ese rol. Por el contrario, ayúdale a potenciar sus cualidades.

Oriéntala en su planificación a futuro

La comunicación es esencial para dirigirse hacia ellas, bríndale motivación y conviértela en una persona capaz de seguir y realizar sus sueños. Involúcrate en sus intereses y problemas, incúlcale el valor del esfuerzo y disfrute, ayúdala a centrar su foco en cosas que aporten su futuro.Es importante motivarla a trazar metas, plantear retos y seguir sus planes.

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A medida que los niños crecen y se desarrollan, empiezan a tener curiosidad sobre las partes de su cuerpo y esto es algo natural en todos. El problema puede radicar cuando no tiene la suficiente confianza con sus padres para hablar del tema.

Es importante que resuelvas sus dudas sin tabú ni prejuicios para que en un futuro pueda enfrentarse a situaciones vitales como, por ejemplo, el desarrollo de sus habilidades protectoras para prevenir cualquier abuso, límites, toma de decisiones, emociones y autoestima.

Si tu hijo te hace preguntas sobre el tema, debes estar listo para informarle. Pero, ¿por dónde empezar?

Consejos para charlar con confianza

• Proporciónale información de acuerdo a su edad y personalidad. Ten en cuenta que los datos que le vayas a brindar deben ser acorde a su comprensión, madurez intelectual e inquietud.
• Genera un vínculo de confianza, ofrécele la oportunidad de tener una conversación y resolver sus dudas.
• Evita las bromas, si lo tomas en forma de gracia tu hijo podría sentirse avergonzado. Tampoco debes tocar el tema con demasiada seriedad o de forma que parezca no agradarte la conversación.
• Sé honesto, explícale sobre las partes del cuerpo de manera clara y con sus respectivos nombres. Es importante que lo conozca correctamente y reflexione.
• Explícale sobre la etapa que está viviendo y anticípate al futuro, ya que sabes que habrá muchos cambios.
• Usa un tipo de comunicación suave y continua, permítele participar y dar su opinión.
• Si te sientes inseguro(a) o con falta de conocimiento puedes acudir a talleres, libros, consejos o consultar con un profesional de la salud.

No olvides abordar el tema de manera positiva, con fines educativos y responsables para su salud y bienestar. Este tema es parte del proceso familiar, educativo y social para la futura preparación de su vida.

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Asimilar la pérdida de un ser querido es una de las experiencias más difíciles de atravesar, y más aún para un niño, ya que posiblemente aún no tiene desarrolladas las capacidades para comprender esta situación.

Hablar de la muerte con nuestros pequeños y ayudarlos a entender, depende en gran medida de su personalidad y edad. Aquí te damos algunos consejos para lograr una comunicación asertiva respecto al tema.

Es importante que sea uno de los padres o en todo caso, una persona próxima y de su confianza.

¿Quién debe comunicárselo?

Usa un lenguaje que pueda entender

Crea un ambiente de confianza y explica la muerte de manera comprensiva.

Evita utilizar eufemismos como ‘profundamente dormido’, ‘se ha ido muy lejos’ o ‘está de viaje’, ya que estas palabras harán que piensen de manera tan literal, que puede asociarlo con el abandono o rechazo.

Después de que le hayas explicado, es normal que te haga preguntas. Así que, por muy difícil o frustrante que parezca, continúa aclarándole la situación.

Es importante que entienda que esto le ocurrirá a todos los seres humanos en algún momento de su vida.

Muestra tus sentimientos

Refléjale lo que sientes sin llegar al límite de un llanto descontrolado, para que ellos también puedan examinar sus propios sentimientos, abrirse emocionalmente y comunicar lo que piensan.

Déjalo participar

Es importante no excluirlos de la ceremonia de despedida, ya que es una forma de homenajear a la persona que acaba de fallecer y se debe rendir un último recuerdo.

Proceso de asimilación

Es importante observar su proceso de duelo, las actitudes y comportamientos que toma después de la noticia, ya que, su forma de relacionarse con amigos puede disminuir o puede iniciar una búsqueda de atención y afecto.

Si tu pequeño necesita más ayuda sobre cómo afrontar la muerte o su comportamiento cambia de forma radical, busque ayuda profesional.

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Ayudar a los niños a controlar la frustración cuando no resultan ganadores es todo un tema.  Aprender a ser un “buen perdedor” se trata de enseñar a los niños a gestionar sus emociones y afrontar situaciones difíciles.

Cuando los niños están muy pequeños, no siempre entienden el significado de  ‘lo importante no es ganar, sino participar’. Y eso está bien mientras tu hijo está en la edad de los dos primeros años, etapa que se caracteriza por el egocentrismo.

En cambio, a medida los niños crecen, deben aprender a afrontar las decepciones, el sentimiento de pérdida y en este proceso serán clave los padres, quienes deben enseñar con el ejemplo. ¿Cómo hacerlo? Demostrándole cuando jugamos con él o ella, que después de perder, de igual forma estoy feliz porque hemos pasado un buen momento juntos.

Consejos para enseñar a los niños a perder

Es importante enseñar a los niños a ganar y a perder y es aquí donde los padres deben ser excelentes guías. Si tu hijo se muestra agresivo cuando pierde, entonces definitivamente tiene baja tolerancia a la frustración.

Esto último suele estar asociado a baja autoestima, exceso de mimos y consentimientos o sobreprotección. Estas recomendaciones te ayudarán para que tu hijo tenga mayor tolerancia a la frustración de perder:

• No le dejes ganar siempre. Hacerle creer que saldrá victorioso en todos los juegos es un gran error. Debes prepararle para afrontar cualquier situación. Déjalo ganar y también perder porque así fortalecerás su autoestima y confianza en sí mismo.
• Pon límites a su rabieta. Si su reacción es de gran enfado o agresividad, hazle saber que debe salir del juego por mal comportamiento. Esto es una forma de hacerle ver y entender que cada acción tiene una consecuencia.
• Fomenta la educación en valores. Si desde pequeño le enseñas los valores de compañerismo, respeto hacia las personas que le rodean y trabajo en equipo, este pequeño tendrá las herramientas para convivir en sociedad y lidiar con la pérdida.

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La cantidad de alimentos que debe o no comer un niño dependerá de sus necesidades nutricionales. Cada infante tiene su propio ritmo de crecimiento y gustos en relación a ciertas comidas. Obligarlos a comer es una acción contraproducente.

Los expertos en nutrición infantil coinciden en afirmar que obligar a los niños a consumir todo su plato no es una buena elección. Esto puede generar problemas y, además, convierte la hora de la comida en un campo de batalla.

Razones para no obligar a los niños a comer

• Cuando el niño es muy pequeño, puede recibir los regaños de sus padres como un ataque, lo que afectaría su estado emocional.
• Meter los alimentos a la fuerza a la boca de los niños, además de que representa maltrato, puede provocarle vómitos.
• Si cada vez que toca la hora de la comida se le obliga al niño a terminar todo su plato o a consumir un determinado alimento, éste terminará asociando el momento de la comida a un instante desagradable. En consecuencia, podría negarse a comer.
• Comer es un acto social en el que el niño aprende a interactuar con otros mientras disfruta de sus alimentos, obligarlo a consumir comidas afecta su forma de relacionarse y socializar.
• Forzar a los niños a terminar su comida cuando éste ya está saciado, es fomentar en ellos hábitos poco saludables. Es decir, no sabrá identificar el momento en el que está satisfecho, lo que deriva en un posible problema de obesidad.

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Los hijos no llegan con un manual, pero sí con muchos retos. La tarea de ser padres se aprende con ensayo y error. Es difícil pero muy satisfactorio y aunque no lo creas ellos te mostrarán el camino correcto.

Constantemente nos invade la duda de cuál es la mejor forma de criar a nuestros hijos y de si lo estamos haciendo bien o no. Si te sientes muy agobiada siempre puedes acudir a los expertos para recibir orientación adecuada.

Estos son algunos de los mejores consejos de expertos que hemos recopilado para ayudarte en esta labor hermosa de ser mamá y papá:

• Establece rutinas y disciplina

Comencemos hablando de la rutina, que son esas actividades diarias que llevamos a cabo de forma constante y repetida y que, dan a los niños seguridad y equilibrio emocional. Tener una estructura de funcionamiento ayuda a los niños a ser organizados, lo que más adelante será significativo para su etapa escolar y la construcción de su personalidad.

Por otro lado, también es fundamental enseñar a los niños la importancia de la disciplina. Y ¿cómo se hace? Pues, estableciendo reglas tanto en casa como fuera de ella que le ayuden a entender al niño que hay una expectativa de comportamiento en función al respeto y la tolerancia y que romperlas puede devenir en pérdida de privilegios.

Esto de la rutina y la disciplina demanda de los padres constancia y coherencia, porque habrá días en los que los pequeños pongan a prueba nuestra resistencia y es precisamente en ese momento donde debemos mantenernos firmes y consistentes de las enseñanzas y de lo que esperamos de ellos.

• Estimula su autoestima

Las palabras y acciones de los padres tienen efectos poderosos en los niños y, por tanto, influyen significativamente en el desarrollo de su autoestima. ¿Cómo podemos ayudarles? Dejándoles hacer cosas por sí solos para que puedan sentirse capaces y, además, elogiando sus pequeñas acciones para que estén orgullosos de sí mismos.

• Dedícales tiempo

En nuestra agenda siempre debe existir tiempo para compartir con nuestros hijos. Comer en familia, leer cuentos antes de dormir, hacer deportes juntos, jugar o conversar de sus actividades en el día, siempre serán ocasiones perfectas para darles atención. Porque ellos se merecen todo nuestro cariño y cada momento de nosotros.

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Los miedos infantiles pueden ser preocupantes para los padres de familia. A veces, los temores pueden ser inconvenientes, como cuando tu hijo tiene miedo de ir al baño; o pueden ser atemorizantes, como cuando dice que ha visto sombras de personas en su cuarto.

Lo cierto es que los miedos infantiles forman parte del desarrollo de los niños y que van cambiando según su edad. La clave está en que los superen en el momento adecuado, para que esos miedos no se vuelvan un fastidio con el pasar del tiempo.

Pero, ¿cuáles son esos miedos infantiles? Te los presentamos a continuación: 

El miedo a lo desconocido

En los primeros seis meses, los bebés reconocen las caras de las personas más cercanas. Por ello, cuando no ven a sus papás, los niños empiezan a sentir miedo. Para evitarlo, los especialistas recomiendan que los pequeños ya no duerman con sus padres desde los cinco meses para que vayan acostumbrándose a estar solos en cierto momento del día. 

El temor a las caras

A partir de los seis meses, los bebés le prestan más atención a las caras con expresiones de miedo. Los especialistas indican que esto se debe a que las caras de temor son menos frecuentes que las sonrisas, lo que les causa mayor interés.

A partir de los ocho meses, el bebé ya entiende el significado de una cara temerosa, por lo que se recomienda no realizar estas expresiones delante de los pequeños para que no imiten la acción.

El miedo a la soledad

A los dos años, los niños están más apegados a sus padres. Por ello, cuando se los dejan solos por un momento, se ponen intranquilos y empiezan a llorar. ¿Cómo superar este miedo? Cuando tu pequeño se encuentre en la sala o en su cuarto, déjale algunos juguetes. En un principio llorarán, pero en cinco o diez minutos le tomará atención a los objetos. Aunque no lo creas, se acostumbrarán rápido a estar solo. Este es uno de los miedos infantiles más comunes.

Miedo a la oscuridad

En torno a los cuatro años, aparece en los niños el miedo a la oscuridad. Como padres, en vez de decirles que duerman y que todo estará bien, es importante comprender su miedo y frustración. Antes de dormir, puede leerle un cuento personalizado o dejarle una pequeña luz prendida. Ambos métodos le permitirán a ti hijo dormir con tranquilidad.   

Miedo a los animales

En esta edad también aparece el miedo a los animales. Los pequeños que no se han criado con perros o gatos presentan algún grado de temor cuando ven a uno. Es importante que le expliques que son indefensos y que son buenos, para que tu hijo sienta cariño por ellos. 

Estos son los algunos de los miedos infantiles más comunes que los pequeños pueden presentar. Es importante que los identifiques y le ayudes a tu hijo a superarlos. Con amos y dedicación todo se puede.

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Nuestra principal misión como padres es que nuestros hijos crezcan en un ambiente lleno de alegría. Existen muchos mecanismos que podemos implementar para lograr dicho objetivo; pero, el más importante, sin duda alguna, es leer historias.

Las historias no solo ayuda a nuestros hijos a amar la lectura y la escritura, sino también a desarrollar aspectos importantes para su crecimiento. Por ello, en Theo y Leo te mostramos 5 beneficios que les trae a tus pequeños leer historias.

Aumenta su creatividad

Las historias los llevan a un mundo mágico. Tus hijos recrearán en su mente las situaciones que les vas contando, lo que fomenta su creatividad. Pero eso no es todo, ya que les ayudará a expresarse con mayor fluidez.

Aprende a reconocer los valores

Los cuentos para niños suelen contar historias donde se fomentan valores. Por ello, es importante que les leas estas historias para que puedan identificar valor como la amistad, la generosidad, la amistad, entre otros.

Pasión por la lectura

Leer historias a tus hijos es importante en los primeros años de vida, ya que genera en ellos pasión por la lectura. Los niños, al escuchar historias mágicas y fascinantes, buscarán por su propia cuenta otros libros, fomentando así su pasión por la lectura.

Mejora su escritura

Los cuentos suelen tener palabras fáciles de comprender. Gracias a la lectura de cuentos, tus hijos se pueden fijar en cómo se escriben algunas palabras, mejorando así su escritura.

Aumenta su atención y comprensión

Los niños, como ya lo hemos mencionado antes, recrean en su mente las situaciones que ocurren en las historias. Sin embargo, para saber si en verdad tu niño comprendió el cuento, es importante que le preguntes sobre lo leído. La respuesta te permitirá saber si es necesario repetir el cuento o elegir una historia más compleja para que refuerce sus habilidades.

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nuestros hijos son realmente felices. Debido al nuevo coronavirus, esta pregunta ronda con más frecuencia en nuestras cabezas. Para responderla, es necesario realizar el test de los 3 deseos, una herramienta que nos puede dar una idea de cómo se sienten los más pequeños de la casa.

Pero, ¿en qué consiste el test de los 3 deseos? Esta herramienta es fácil de aplicar. Solo debes preguntarle a tu niño que si tuviera la posibilidad de pedir tres deseos, ¿cuáles serían? A partir de la respuesta, podrás saber un poco más sobre sus satisfacciones y preocupaciones. Estas respuestas se pueden agrupar en tres:

Si el niño es feliz

Si el niño es feliz, te dará las siguientes respuestas:

• Tener superpoderes.
• Un juguete en especial.
• Una mascota.
• Un helado.
• Un videojuego.
• Un viaje.

Si el niño está sensible

Si tu hijo se encuentra extremadamente sensible o preocupado, te responderá las siguientes afirmaciones:

• Que mi familia siempre esté feliz.
• Que nadie se muera.
• Que no haya guerras.
• Que no haya más contaminación.
• Que los animales no se extingan.
• Que no haya gente mala.

Si el niño esta agobiado

En cambio, si tu niño se encuentra agobiado o está presentando un cuadro grave de estrés, te responderá con lo siguiente:

• Que mi mamá y mi papá no se peleen.
• Tener más amigos.
• Sacar mejores calificaciones.
• Ser más inteligente.
• No tener pesadillas.

Como padres, es importante aprender a reconocer los estados de ánimo de nuestros hijos para modificarlo a tiempo. Mantener una conversación fluida después del almuerzo o implementar horas de lectura, pueden ayudar a que nuestros niños sean felices. ¡Y no olvides siempre usar el test de los 3 deseos!

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La meditación es un factor importante en el desarrollo intelectual de nuestros hijos. Esta práctica le permite al menor a abrir su imaginación e inteligencia, además de avivar su mundo interior y estimular su memoria.

Sin embargo, para poder enseñarles la meditación a los niños durante la cuarentena, es necesario sacudirlos de algunas ideas preconcebidas como que es aburrido o que solo las personas adultas deben hacerlo.

Para ello, es necesario ambientar el espacio de trabajo como un juego, para que el niño asimile y aprenda con alegría la meditación. Es importante que tengas en cuenta ello, ya que los niños retienen más conceptos cuando todo es divertido. Aparte de ello, es importante que coloques mantas, prepares algunas galletas y fijes determinados objetivos que se deben cumplir durante la meditación.

Para iniciar la meditación a los niños, estos se deben sentar en el piso o en las mantas en posición de loto y respirar profundamente cinco veces. Al principio, lo más seguro, es que exageren, por lo que es necesario que le pidas que cierren sus ojos y sus puños para el proceso se cumpla como se debe.

Si comentan que vieron o sintieron algo extraño, es necesario tranquilizarlos: “Eres una persona muy linda y eres importante, los niños como tú suelen ver más, oír más. Eso es bueno, es muy especial. Estamos protegidos por Jesús, allí adentro, en el corazón. No hay problema. Sigue con los ojitos cerrados y mira todos tus pensamientos; eso es divertido”, aconseja decir la especialista Hilda Strauss.

Mirar los pensamientos es el propósito de la meditación a los niños; sin embargo, es necesario no inspeccionar dentro de ellos. Explícales las imágenes que ve y diles que no hay ningún problema en ellos,  ya que se encuentran protegidos y que están jugando.

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